El tercer gol de Chile… o como ayudar a que te roben el celular

El domingo pasado, mientras los jugadores de la selección chilena avanzaban imparables hacia el arco peruano yo subía desde el andén de estación Santa Lucía.

El partido, todo un clásico, especialmente con esto de la discusión por los límites entre ambos países, hacía que todos tuvieran una pachorra nacionalista que no sólo definiría puntos en una clasificatoria, sino también, era un tema de orgullo y superioridad (bien rasca, la verdad).

Yo, despistada, como siempre, llamaba a casa para chequear lo que había que comprar. En una mano, unas bolsas, en la otra el celular, con la rodilla empujé las puertas batientes para salir del andén. De la nada, un empujón. Acto seguido, un tipo forcejeando para robarme el teléfono.

Claramente fue mi culpa.

No fue culpa de los guardias de estación Santa Lucía que ni siquiera se dieron cuenta que me estaban asaltando.

No fue culpa de toda la gente que como yo, entraba y salía de la estación a esa hora y pasó por mi lado como si nada.

Tampoco fue culpa del tipo que me robó el celular. Seguramente, la única cosa que pudo aprender fue robar (y ojo, que lo digo con mucha rabia y no con ánimo de perdonar ni nada).

Agarré el celular lo más fuerte que pude. Pero la misma gente que entraba y salía de la estación se interpusó entre el tipo que me robó el celular y yo. No sé cómo subí corriendo. Sólo recuerdo a una señora, viejita, a la cual este tipo empujo mientras corría. Sólo ella supo que me habían robado. Pero nada podía hacer.

Tampoco fue culpa de Matías Fernández que a las 20.45 recibía el pase de Alexis Sánchez y anotaba el tercer gol de Chile. Fue lo único que pude escuchar cuando llegué a la calle. El grito de gol de toda la gente que no vio como me asaltaban.

Tampoco fue culpa de todos los que celebraban a Matías, ni de los que encendieron el cigarro que el tipo que me robó el celular se fumó en el paradero que está afuera del metro, para luego pararse, reirse en mi cara y cruzar la Alameda como si nada.

Tampoco fue culpa de los dos funcionarios de Carabineros que estaban en Alameda con Quito, a tres cuadras de la estación de Metro, donde no hay ni ambulantes, ni flaites pululando a la espera de personas igual o más despistadas que yo.

No fue su culpa no tomar mis datos, no tener en cuenta mi descripción del sujeto que tenía un pantalón de jeans que le llegaba a la mitad de la pantorrilla y una polera blanca con azul que emulaba a la de los basquetbolistas, ni tampoco acercarse al paradero donde seguramente el tipo que me robó el celular seguía fumándose un cigarro.

Y ahí me quedé. Abrazada al Max, con la cara adolorida, con un aro menos producto del tironeo y sin celular. Claramente, todo fue mi culpa.

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2 comentarios en “El tercer gol de Chile… o como ayudar a que te roben el celular

  1. @leugimfigueroa dijo:

    Sinceramente no creo que haya sido tu culpa, no creo que seas responsable de que estos mal nacidos, crean que pueden tomar, así sin mas, lo que a los otros les cuesta esfuerzo y trabajo. Solo puedo decir que me hubiera mucho haber estado ahí para haber agarrado al tipo y darle una pateadura que no se olvidara jamás. Ya basta de que esta gente se quede sin pagar por lo que hace. Yo me comprometo a que cada vez que vea algo así, voy a intervenir, y hacer uso de lo que se hacer que es pegar fuerte. Vayan para ti mi más sincero apoyo.

    Saludos,

    @leugimfigueroa

  2. deniss herrera dijo:

    lata lo de tu mal rato, pero son las consecuencias de una sociedad que le da más garantias y libertad de accion a los antisociales que a las personas comunes y silvestres.

    Y eso de nacionalismo , es parte de nuestra formacion preescolar, lo cual es cierto a veces raya de lo burdo , pero de hay a calificarlo de rasca….mmmmmmmmmmm, perdona que discrepe, una persona que no defiende lo suyo llamemoslo tierra , pais, cultura, ideales, sociedad, es una persona sin identidad y más que mal las expresiones populares de ese mal llamado nacionalismo rasca es responsabilidad de las cupulas politicas que tratan de generar un ambiente distractor para desorientar el realproblema , la cesantia , la delincuencia , la salud y la educacion

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