Primero que todo, debo aclarar que la cocina y yo es una relación que, genéticamente, no existe. En mi casa o cocinaba mi nana, mi abuelita o mi papá. Las otras mujeres (mi mamá, mi hermana y yo) nos dedicamos a hacer postres, queques, panqueques y bistec a lo pobre. Nada más… en una de esas una sopa de sobre pero no más.

Eso en algún minuto de la vida me complicó, especialmente, cuando pensaba que tendría que salir de mi casa a otra ciudad para poder seguir estudiando. Sin embargo, mi vieja se encargó de instalarme en una “casa de familia” donde la tía cocinaba tan rico y tan malcriadamente que ganas de aprender menos me daban. Luego, cuando comencé mis distintas aventuras de vivir sola, solucionaba todo con el clásico arroz preparado, el pollo a la plancha y los panqueques de verduras.

En el sur, la historia no es muy distinta… yo pelo las papas y lavo los platos, pero ni ca cocino. Y como si eso no fuera poco, de mis ex, la mayoría cocina (incluso, uno de ellos es chef!), y los que no… bueno, la abuelita siempre salvaba.

Pero, desde que con Maxi nos cambiamos a la casita en el aire las cosas se han complicado un poco. Maxi cocina espectacular, improvisa, inventa, le pega al “cocío”… pero yo, ni a la sopa de sobre le ponía talento. Consciente de esta situación, y con mucha intencionalidad, Maxi empezó a dar ciertos “lineamientos” sobre lo fácil que es cocinar… me pedía que le ayudara, pero tal como mi mamá, no sé seguir instrucciones, así que a la primera corrección me espantaba y hasta ahí no más llegaba la clase.

Andrea, no puedes reaccionar así, necesitas aprender a cocinar, eso no te hace menos independiente… me decía a mi misma, pero sin mucho éxito. Igual era tragicómico decir que no sabía hacer arroz, o sea, jelou, la cuestión fácil!… claro que eso lo digo ahora, que perdí el miedo a hacer arroz.

Cociné arroz graneado y dije – Maxi, date con una piedra en los dientes, ese sería mi aporte en la cocina. Pero, el chiquillo salió más desafiante de lo que esperé y me respondió – cualquiera hace arroz, la meta es que TÚ hagas carne mechada. Ahí me espanté. Carne mechada era como torta de novios con mazapán incluido!!!… ándate con calma cabrito, no te pongai patuo.

No contaba con que el cabro salió perseverante. Ayer, mientras tomábamos onces, le dije ando con ganas de comer lentejas hace rato, pero Maxi, en vez de hacerlas, comenzó a explicarme el proceso. Así que obligada a aprender no más. Toda ñoña, memoricé cada una de las instrucciones, que el agua, que el remojo, que el secreto está en…

Hoy me levanté, revisé las verduras en el refri y partí al mercado cardonal (aprovechando que pasaba por ahí pues pagué mi título!!! y la u queda al lado). Entré en busca de zapallo y espinaca… los dos ingredientes faltantes… me atendió un viejito re amoroso, que prefirió embolsar bien el zapallo para que no se resfriara… – claro, le respondí, ve que después me quedan mal las lentejas…. a esa hora ya estaba asumida y sumida completamente en mi rol de cocinera!!!

Pase a la carnicería y compré sus buenas longanizas, porque sin longa, no es lo mismo…
Llegué a casa empapada producto del rato que estuve esperando colectivo y empecé con la tarea… pero noooo!!! sólo había arvejas y porotos!!! lentejas… por ningún lado!!!! pero si yo sé hacer lentejas!!!

Me resigné por un rato, pero después me dije… misma, es la misma cosa, lentejas con arroz es igual a porotos con riendas!!!

Y empezó la aventura… que picar las verduritas, que la cebolla me hace llorar, que el fritangueo, que los porotos hirviendo, que el zapallo, que la longa… los fideos…
Pasó cerca de una hora entre que piqué, herví, mezclé y probé!!

No es porque los haya cocinado yo, pero puta que están ricos!!!! como maxi aún no llega me di el lujo de comerme el primer plato yo solita… tradición que mantengo desde mi primer panqueques jaja…

Acto seguido, llamé a mi vieja para contarle: mamáááááaá hice porotos con riendas!!!!.

Es divertido que la cocina me llene de satisfacción?? alegría?? No es algo que esperé, después de todo, hace mucho respondí a alguien (q prefiero ni mencionar) que mi no saber cocinar se resolvía muy fácilmente: mis viejos se sacaron la cresta para darme una profesión que espero me sirva para, en el peor de los casos, comprar comida preparada.

Pero hoy es casi un desafío… raro el asunto, pero creo que esa felicidad de mi viejo cuando invita a sus amigos a comer se despertó de pronto en mi… quizás es un paso más en el camino a ser anfitriona y de las buenas…

Ahora, la meta es la carne mechada!!!

besos a todos!

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